Actualmente el proceso de aprendizaje no se desarrolla exclusivamente en las instituciones educativas, puede originarse
en diferentes lugares como por ejemplo en el trabajo, en las confiterías, etc,
gracias a la conectividad y a las tecnológicas existentes. De esta manera se
origina un aprendizaje ubicuo. Esto da la pauta que el aprendizaje
puede originarse tanto en contextos formales como informales. Por esto la educación
debería tener en cuenta y relacionar
ambos contextos utilizando la conectividad
y las tecnologías. Estas dos últimas serian grandes herramientas para
actividades escolares innovadoras que cautiven la motivación de los alumnos,
sobre todo cuando se trata de jóvenes y adolecentes, quienes se encuentran muy
relacionados y utilizan diariamente dichas herramientas.
Es muy posible que al realizar cambios en el
proceso de aprendizaje con respecto al uso de la conectividad y las tecnologías,
este se convierta en un ambiente de interacciones sociales y con mayor colaboración, logrando mejoras en el
trabajo de equipo. Está claro que esto no surge de manera espontanea, se
requiere práctica y aprendizaje que se adquieren a partir de las estrategias y actividades
que se impartan. Tampoco es la única
manera de innovación pedagógica, pero podría ser un gran aporte para la educación,
“convirtiendo” a la conectividad y a las tecnologías en un escenario de interacción
global y participativa. Provocando una gran oportunidad para el aprendizaje ,
adaptado a nuestros tiempos.
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